Después de que ella y su hermano perdieron sus empleos, para la familia de Jasmine se convirtió en un reto llevar comida a la mesa.
Hasta hace poco, Jasmine de 24 años, trabajaba en una guardería y su hermano, en un almacén local. Ambos viven con su padre, que no puede trabajar porque tiene problemas de visión.
“Ya era bastante difícil balancear el alquiler, el aumento del precio de la gasolina y la comida”, dice. Pero perder simultáneamente dos ingresos "lo hace 10 veces más difícil".
"A finales de mes es muy difícil comer", explica.
Hace poco, en una fría tarde de otoño, la familia visitó por primera vez su despensa local de alimentos: Onward House, en el barrio Belmont Cragin de Chicago. Para su agradable sorpresa, la despensa ofrecía una variedad de alimentos nutritivos que no esperaban. La familia pudo comprar carne y diversos productos frescos.
"Ha sido muy duro, pero esto es una gran bendición de la comunidad", dijo Jasmine.
Volver a elegir
Onward House, uno de los socios comunitarios más antiguos de El Banco de Alimentos de Chicago, lleva más de un siglo proporcionando ayuda a sus vecinos a través de alimentos y otros recursos necesarios. La despensa celebró recientemente su traslado a un espacio más grande y tiene planes interesantes para expandirse aún más en el próximo año, para servir a más hogares necesitados.
En marzo de este año, Onward House transformó un antiguo almacén de sus instalaciones de West Diversey Avenue y trasladó ahí su antigua despensa de alimentos. Antes, la despensa funcionaba en la antigua St. Peter's United Church, al otro lado de la calle. Cuando se produjo la pandemia de COVID-19, la despensa pasó a servir bolsas y cajas preenvasadas. Este cambio representa el regreso a una distribución tipo mercado, en la que los hogares pueden elegir sus propios alimentos con dignidad.
"Es una experiencia diferente comparada con el 'te dan lo que te dan'", afirma Lupe Zenon, responsable de la despensa. "Están más contentos, se van más satisfechos con lo que se llevan a casa."
La despensa atiende a unos 500 hogares al mes, muchos de los cuales, según Zenon, son familias inmigrantes. Zenon, que se unió a Onward House esta primavera, dijo que ve caras nuevas cada semana, en gran parte debido a la afluencia de nuevos residentes y la inflación de los precios de los alimentos.
Una de las caras nuevas de la despensa es la de Héctor Hernández de 32 años, que perdió recientemente su trabajo como operador de chorros de agua. Poco después, descubrió la despensa y ha podido comprar alimentos para él y sus dos hijos, de 11 y 7 años.
En medio del estrés que le produce la pérdida de ingresos, sus hijos son lo que le hace seguir adelante.
"Van a pasar hambre", dice. "Tengo que darles de comer".
Continuar creciendo
Onward House, fundada en el barrio de West Town, ha existido de alguna forma desde 1893, explicó el director ejecutivo Mario García. A medida que las familias a las que servían se mudaron al oeste, también lo hizo la organización, abriendo su sede de Belmont Cragin en 2008.
Con la esperanza de aumentar su alcance, la organización ha adquirido un edificio – una antigua funeraria – cerca de la esquina de las avenidas North Central y West Diversey. El personal espera empezar a instalarse en el espacio a principios de 2023.
García dijo que esperan crear un centro de bienvenida para nuevos inmigrantes, una despensa de alimentos y ropa más grande y, potencialmente, un centro de salud comunitario.
"Queremos que sea una mejor experiencia para la gente", dijo García.
La idea de una despensa más grande es emocionante para Zenon. No solo supone tener más espacio para almacenar productos frescos y otros artículos importantes para sus visitantes, sino también aumentar el perfil del programa en la comunidad. Quiere que más familias sepan que pueden acudir a ellos en busca de ayuda.
Para ella, el trabajo es personal. Zenon no solo creció en Belmont Cragin, sino que recuerda haber pasado tiempo en despensas durante su infancia, tanto para recoger alimentos como para trabajar como voluntaria con sus padres.
En aquel momento, recuerda, no fueron experiencias positivas. Pero ahora que es mayor, a Zenon le gusta retribuir e influye en la experiencia que quiere ofrecer a quienes cruzan por sus puertas.
"Me alegra dar comida, sobre todo a mis vecinos, a mi propia comunidad", dice Zenon. "Es diferente cuando das comida a tu propia gente. Aquí, es como dar a los miembros de mi familia".
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