Skip to Main Content
Novedades

Mientras el costo de vida aumenta, las familias recurren a la despensa de Chicago Lawn

Aber Abueid fue criada para retribuirle a otros.

Algunos de los primeros recuerdos de esta nativa de Chicago Lawn son cuando ayudaba en la despensa de alimentos que su madre puso en marcha cuando ella tenía tres años. Su madre, Fatima Abueid, fundó SANAD Social Services y su despensa hace más de 30 años.

Ahora, a sus 36 años, Aber es la directora de la despensa. Su madre fue quien la puso en marcha, pero décadas después, la fe islámica de Aber la impulsa a seguir alimentando a sus vecinos.

"Para mí, es una responsabilidad", explicó Aber mientras supervisaba una de las recientes distribuciones de alimentos de SANAD. "Estamos en este mundo por un tiempo muy limitado, ¿cómo vamos a aprovecharlo"?

SANAD Social Services, uno de los socios más antiguos de El Banco de Alimentos de Chicago, ha crecido significativamente en las últimas tres décadas. En ese tiempo, ha pasado de servir a los vecinos en el departamento de una habitación de los Abueid, a su actual local en la esquina de la 63 y Albany.

En 2020, durante los tres primeros meses del confinamiento del COVID-19, la despensa de SANAD atendió a casi 20,000 personas. Un aumento drástico en comparación con los 300 hogares a los que atendían al mes antes de la pandemia.

"No me preguntes cómo", dijo Aber. "No tengo ni idea de cómo lo conseguimos".

La despensa de alimentos ha seguido atendiendo las necesidades de sus vecinos en gran parte gracias a Fátima, quien ejerce de matriarca de la comunidad. A sus 66 años, es una fuerza de vida y amor.

Fatima Abueid. Founder of SANAD Social Services and Food Pantry

Fatima Abueid, fundadora de SANAD Servicios Sociales y Despensa de Alimentos

Fatima emigró a Chicago desde Palestina a finales de los años 70 y recuerda los problemas que observó en los barrios de la ciudad a causa de las drogas y la violencia de las pandillas.

Fátima quería eliminar el odio en su comunidad. Eso empieza por dar a las familias los recursos básicos que necesitan, como alimentos.

"El hambre es el enemigo", señaló Fátima. "Cuando tienes el estómago lleno, puedes hacer millones de cosas".

Los desafíos aumentan con los incrementos de los costos

Últimamente, lo que mantiene a los residentes de hogares en la esquina de la calle 63, son los crecientes costos para simplemente sobrevivir. Con la inflación en el nivel más alto de los últimos 40 años, los elevados precios de los alimentos, la gasolina y otros artículos de primera necesidad dificultan aún más la supervivencia de las familias.

"Ni siquiera es la gente la que está luchando contra la pobreza", dijo Aber. "Pero las familias que trabajan siguen sin ganar lo suficiente. Les toca elegir lo básico. ¿Quieren sobrevivir? ¿Quieres pagar el alquiler? ¿Quieren comer"?

Robertina Pacheco, guest of SANAD Food Pantry

Robertina Pacheco, visitante de la Despensa de Alimentos SANAD

Robertina Pacheco de 61 años, empezó hace poco a recurrir a los alimentos de la despensa para ayudar a llenar el refrigerador de su casa. Su esposo y su hijo de 23 años trabajan a jornada completa, pero Pacheco perdió su trabajo de ama de llaves a principios de la pandemia. Sin ayudas del gobierno, la comida que encuentra en la despensa le ayuda a aliviar el estrés de los gastos adicionales.

"Los ingresos no son suficientes", dice.

A Elnora Camp, los fondos de la Seguridad Social y la despensa de alimentos le ayudan a mantenerse a flote.

Camp de 79 años, trabajó durante una década como tutora en una escuela cercana. Ayudaba a niños desde preescolar hasta bachillerato, ayudándolos con los deberes u otras necesidades urgentes.

"Me encantaba", dice. "La Sra. Camp era una de sus favoritas, creo".

El esposo de Camp, con quien este año habría celebrado su 60 aniversario de boda, murió en 2009. Su principal fuente de ingresos son las prestaciones de jubilación, pero no le duran todo el mes. Hace poco se enteró de la existencia de la despensa de alimentos de SANAD, cuando visitó el centro en busca de otros servicios. Camp está agradecida por el programa, dice.

"No me pongo selectiva porque puedo cocinar y hacer que dure", dijo sobre los alimentos. "Me ayuda".

Todo empieza con la comida

Para los trabajadores de temporada como Mateo Guzmán, SANAD ha ayudado a proporcionar una variedad de beneficios, incluyendo recursos para pagar el alquiler y las facturas. SANAD también puede proporcionar servicios adicionales de empleo y alojamiento temporal.

Guzmán, de 62 años, trabaja principalmente como paisajista, pero durante la temporada baja de invierno recurre a trabajos de limpieza y mantenimiento del hogar. Vive con su esposa y su hijo, que también tienen trabajo, pero la comida de la despensa es una cosa menos de la que tienen que preocuparse.

Lleva unos cuatro años apoyándose en la despensa y está agradecido por la variedad de alimentos que ofrecen.

"Cuando no trabaja uno, todo lo que se lleva es un alivio", explica.

Mateo Guzman, client of SANAD Food Pantry

Mateo Guzmán, visitante de la Despensa de Alimentos SANAD

SANAD sigue sirviendo a un ritmo mayor que antes del COVID y no piensa dejar de hacerlo. Pero Fatima, Aber y sus voluntarios dicen que están decididos a no dejar que la demanda les frene.

"El hecho de que podamos ayudar a alguien es de lo que se trata esto", afirma Aber. "Cuidarnos los unos a los otros. Estar ahí para los demás. Todo empieza con la comida".

Compartir esta publicacion

Historias más recientes